domingo, 15 de octubre de 2017

7 veces maratonista. El maratón de la PERSISTENCIA

Siempre he pensado que el maratón es como la vida, en donde pasas por muchas emociones, momentos de felicidad, otros difíciles, unos más eufóricos y otros en donde sientes que ya no puedes, pero te rehúsas a rendirte y continúas hasta conseguir tu objetivo.  Lo mismo aplica para el entrenamiento, es una distancia tan larga que necesita mucho tiempo de preparación, 4 meses durante los cuales pueden pasar muchas situaciones. Puedes tener buenos y malos días, te pueden tocar diversos climas, los cuales quizá afecten tu rendimiento, o te puedes lesionar y parar por semanas tu entrenamiento o inclusive no llegar por la misma razón.
Así como la vida con altas y bajas, pero siempre persistiendo para lograr el objetivo.

Así llamaría a mi 7o maratón, el maratón de la PERSISTENCIA.



40 años tengo  y 40 aniversario del maratón de Chicago,  una gran coincidencia para festejar en una de mis distancias favoritas, los 42 kilómetros. Sería la segunda vez que correría Chicago, en 2012 fue la primera ocasión. Muchas emociones me provocaba el imaginarme por segunda vez allá.

Quería llegar bien al maratón, así que al planear las carreras del año decidí que solo serían 3 o 4 entre ellas un medio maratón el 18 de junio, día del padre en California. Un 21k que me dejo una gran satisfacción, un 2o lugar general pero también una lesión, fascitis.



Fue una ruta complicada, con muchas subidas y bajadas pronunciadas. Jamás había padecido fascitis, estaba segura que en dos semanas estaría de regreso, pero no. Pasaron semanas sin poder correr, 8 para ser exactos, la posibilidad de correr el maratón se iba desapareciendo día a día. Sin embargo la ilusión seguía presente. 

Después de atenderme con el médico, terapias y ejercicios de estiramiento pude regresar a correr la segunda semana de agosto, no estaba al 100% pero podía correr,  estaba a 7 semanas para el maratón y mi persistencia seguía presente. Bendita memoria de mis piernas o gusto por correr, quizá no con la condición que tenía pero sabía lograría recuperar. La fascitis no permitía hacer repeticiones cortas, pero si fondos. Mi entrenador Fernando Salazar supo manejarlo muy bien, entre fartleks, algunas repeticiones largas y distancias pudimos entrenar esos casi dos meses. Yo estaba segura que con eso mi cuerpo lograría los 42 kilómetros. 

No es lo ideal entrenar dos meses para maratón.  Pero no era el primero y venia de 4 meses previos de base con entrenamientos y carreras. Con 6 maratones anteriores, sabía que si persistía lo lograría. 21, 24, 27, 28 y 30k fueron los fondos en esas semanas. Estaba segura con eso podía ir al maratón. 

Previo al maratón


Días antes había llovido y el calor era considerable, así que nos esperaría humedad. Que maravillas del maratón, esas son las cosas que se asemejan a la vida. No sabes lo que te espera y así como te toque te entregas, no desistes por el calor, la lluvia, el frío o el clima que te toque. El maratón te enseña que tienes que adecuarte a las circunstancias, cuidando las posibles condiciones.

Suelo sufrir de deshidratación y calambres durante los maratones, temía pasara eso. Así que cuide mucho esa parte desde la preparación. Una semana previa puse mayor esmero en ese tema y consumí electrolitos además de mi hidratación habitual, confiaba que todo saldría bien, porque en todo lo que realices siempre hay que apostarle a confiar que funcionará. La fe es fundamental.

Un día antes del maratón suelo ponerme nerviosa y no dormir. Esta vez no sucedió, punto a favor,  pude dormir y bien. Por lo menos sabía iría descansada.

Día del maratón.

Llega el día del maratón y al corral de salida. Me sentía nerviosa y emocionada, era el A. ¿Por cuánto vas Ale? Algunos amigos me preguntaron, por 42 kilómetros y 195 metros, era el único objetivo en este maratón. Suelo escuchar mucho a mi cuerpo y dejaría él me dijera que tanto le podía exigir. Sentirlo, escucharlo. Era consciente, pues aunque sabía que me entregaría al 100% no llevaba el entrenamiento completo.

Y esa es otra belleza del maratón, en donde lo vuelvo a comparar con la vida. Para que se dé un maratón 100% perfecto es sumamente difícil. Pudiste tener un maravilloso entrenamiento por meses, pero en el maratón pueden suceder muchas cosas con las que debes lidiar para conseguir tu objetivo y viceversa; puedes quizá tener un entrenamiento complicado por lesiones, poco  tiempo para entrenar,  u otras complicaciones que dificulten tu rendimiento el día del maratón. Lo importante aquí es saber lidiar con todo eso, orientados por el entrenador, los expertos y la intuición  que juega un papel importante. Pero también existen esos maratones perfectos, en donde todo se conjunta, buen entrenamiento y un día ideal para lucirse y conseguir el objetivo. El maratón por eso es impredecible, como la vida, buscas uno en la lista, trabajas por él y en el camino descubrirás el resultado, que sea cual sea será maravilloso, porque pusiste trabajo, corazón y empeño en él.

Comienza el maratón y mi GPS del reloj no funciona. 



Por los edificios los gps suelen volverse "locos". Así que a correr por sensaciones. Fue hasta el km 5 que me di cuenta que iba demasiado rápido, 22 minutos 33 segundos, demasiado rápido para mi en maratón. Chicago es traicionero en ese sentido, plano, ruta majestuosa y mucha porra, te jala sin darte cuenta, situación que hay que controlar porque son 42 kilómetros.
Bajo ritmo y logro controlarme con sensaciones así hasta km 15 cuando mi Garmin decide regresar.
Ahora si, a 4.40 hasta donde las piernas digan.

Sobra decir que Chicago es espectacular como ciudad y como maratón. No existe momento en donde no encuentres porra, VAMOS MÉXICO escuchaba a cada rato. Sin duda mi momento favorito el barrio mexicano FUERZA MEXICO se leía en sus carteles, inevitable no llorar, soy una llorona del maratón y ese fue mi 1er llanto. Llega el km 35 y a bajar ritmos. Esa parte del maratón que es difícil controlar o por lo menos a mí. Pero irónicamente me gusta sentir ese cansancio, sentir que me está costando pero a la vez saber que lo voy a conseguir, porque soy persistente. Me sentía empapada por el sudor, pero no deshidratada. No hubo calambres como otras ocasiones, pero si ya cansancio. y qué bonito es sentirse cansada, hay que correr maratón para entender de esa satisfacción. Faltan 3 kilómetros y sus 195 metros, dos vueltas a mi parque del arte en Puebla me decía. 

¡ Ya casi !

Es un maratón plano, pero esa última subidita antes de llegar a la meta se sufre, das la vuelta y la majestuosa META. A  metros casi llegando a la meta escucho el VENGA ALE, mi amiga Liz, esposa de mi amigo Pepe que también corría.  Esas porras después de 42 kilómetros que te dan un punch para cerrar, ¿de dónde salen? Del corazón.

Cruzo y miro el reloj, lo había dejado de mirar los últimos 4 kilómetros. 3.25.16 lo primero que pensé fue en “Tengo Boston Qualifier”. Ese logro que nos da satisfacción a muchos de los maratonistas. Y viene mi segundo llanto al cruzar la meta del maratón, ese momento en donde sientes que TODO LO PUEDES.  Una vez más agradecí a Dios, a mis piernas, a mi corazón, a mis hijos y esposo que fueron de porra y estuvieron en la ruta, a los amigos que me escribieron para darme palabras de aliento días antes, a los que estuvieron y a los que no. Porque todo eso suma y es lo que nos hace fuertes.

Sigo aprendiendo del maratón, es un gran maestro en muchos sentidos, hay que saborearlo despacito y no dejarse llevar por la emoción, y me enseño que para Chicago y los grandes maratones, llevar siempre una segunda opción por si el GPS del reloj decide fallar por la multitud, medirse por tiempo cada kilómetro o inclusive llevar un segundo reloj.



El MARATÓN es como la vida. Quieres algo, trabaja por ello, puede que te salga, puede que en el camino algo no funcione, pero seguramente como en el maratón te harás PERSISTENTE para conseguirlo. 


7 veces maratonista.






ALE HERNANDEZ

Twitter @ale_42k
instagram @alecorredora

viernes, 30 de diciembre de 2016

Mi 2016 corriendo

"EMPIEZA POR HACER LO NECESARIO, LUEGO HAZ LO POSIBLE Y DE PRONTO ESTARÁS LOGRANDO LO IMPOSIBLE" (SAN FRANCISCO DE ASIS)


Me gusta escribir mis reseñas de maratones. Y hoy quiero compartir algo nunca hice, mi reseña del año corriendo. 

2016 ha sido mi año más intenso en carreras, planeadas desde enero cada una como sueño personal.

11 carreras y un maratón. Eso decidí en enero del 2016. En realidad serían 12, pero en abril me quede sin inscripción de una de esas carreras (primavera, del serial las estaciones) aunque soy de la idea que nada es casualidad, si no la corrí, es porque así tenía que ser. Al final de año tuve la medalla como regalo de AsDeporte por correr las demás.



Para mí correr es como una metáfora de la vida. Sueñas, planeas, trabajas por ese sueño y dependiendo las circunstancias se cumple o no.  No hay magia ni truco para realizar los sueños. El único camino es trabajar por ellos.

Y hoy haciendo el recuento del año  llego a la conclusión que lo más bonito de cada una de las carreras no son los las medallas, ni los trofeos, aunque es satisfactorio obtenerlos. Lo mejor está en los momentos, las sonrisas, los lugares al correr, las personas con las que nos cruzamos y todo lo que envuelve correr. 

De cada carrera recuerdo la sonrisa de mis hijos, su paciencia y gusto al acompañarme a cada una de ellas, para ellos que su mamá corra y entrene ya es parte de su vida, de mis mejores regalos es cuando ellos me hacen saber que se sienten orgullosos de su mamá corredora. Mi esposo apoyándome,  alentándome y tomándome fotos antes y muchas veces después de las carreras; agradezco esos momentos, y no por las fotos sino por estar ahí conmigo, siempre con paciencia y a veces hasta más emocionado que yo para esperarnos a la premiación cuando era el caso. Los  amigos del D.F que se hicieron amigos de tanto vernos allá. Por mi hermosa Ciudad de México, que hice mía de tanto correrla en el año. Por los amigos de Puebla, corredores y no corredores, que también estaban presentes con palabras y pensamientos cada vez que me tocaba correr. Por los entrenamientos, las risas y a veces hasta los llantos, porque también los hubo y debo agradecer que en su mayoría fue por felicidad. Por mis desmañadas y mis desveladas para poder entrenar. Por esos días de amaneceres corriendo que me hacen sentir tan bendecida por el único hecho de estar viva. 

Y aunque todas mis carreras fueron especiales, siempre hay consentidas, este año tuve tres. 

La primera: Mi maratón, que me enseñó que los sueños se cumplen aunque no siempre como lo planeas, pero que si trabajaste por ello siempre el resultado te sabe a GLORIA. 


La segunda: El medio maratón de Chicago que me regalo la sonrisa más grande del año con un podio que no esperaba pero disfrute como ninguno. Recuerdo ese día fui a preguntar los resultados extra oficiales, la chica encargada de ello ingreso en la computadora mi número, volteo la pantalla para que pudiera mirarla  y apareció mi nombre   "Alejandra Hernández, 2nd place category 35-39" recuerdo que mire la computadora incrédula y asimilando si eso era ¿2o lugar? Y mi esposo muy emocionado me dijo "que bárbara fuiste segunda".  Mi alegría era tanta, pero necesitaba que alguien más me lo confirmara. La chica pudo entenderlo y con una sonrisa en inglés me dijo  "Felicidades, regresa en 30 minutos a la premiación".  


La tercera: La carrera del hospital Ángeles. Fue una carrera muy significativa para mí por situaciones personales. Ese día iría sin esperar nada y solo a correr, y a veces cuando menos esperas es cuando los mejores regalos llegan. Ese día fui 1er lugar absoluta, de las mejores experiencias del año. Fue increíble  ir escoltada por la motocicleta que acompaña a cada uno de los punteros de la rama desde el km 3. Recuerdo que el chico miro mi número y por radio dijo, “voy con la número 962”,  y  le contestaron es Alejandra Hernández, sentí tan bonito. Inmediatamente me pregunto: “¿eres Alejandra Hernández?" Con mucha alegría le dije, ¡SI!. Me acompaño durante los 7 kms restantes. Y  ese chico de la motocicleta que nunca supe su nombre me dio otra alegría sin saberlo, al decirme 100 metros antes de la meta  "felicidades Ale, fue un gusto acompañarte, eres la ganadora absoluta de la carrera Hospital Ángeles 2016" y me dejo entrar sola a la meta, sus palabras fueron de los regalos más bonitos de mi año corriendo. 


Mucha gente se involucró en mis sueños corriendo y estoy muy agradecida con cada uno de ellos. Mario mi esposo con todo su apoyo y compañía de siempre. Mi Nutriólogo Roberto, quien la segunda parte del año lo hizo desde lejos porque se fue a vivir a Toluca para su desarrollo profesional. Mi fisioterapeuta y amigo Christian Rebollo quien siempre ha estado presente como amigo y profesional siempre atendiéndome oportunamente. Mi familia y amigos. 

Mi 2016 corriendo:

11 carreras 
9 podios 
1 maratón 
12 metas cruzadas.


Gracias a Dios por permitirme un año más de vida.
Gracias a mi corazón terco y apasionada que le gusta soñar y volver esos sueños realidad. 
Gracias a mis piernas que siguen disfrutando los kilómetros que recorren.
Gracias a mi familia que siempre se alegra con lo que me hace sonreír.
Gracias a mí, por ser mi mayor inspiración y permitirme proyectar mis sueños y convertirlos en meta.
Gracias 2016.

Gracias a Team Virtus por el apoyo e invitarme a formar parte de esa familia de Atletas VIRTUS.

Siempre es bueno encontrar una pasión y disfrutar de ella, la mía entre algunas otras es correr.



Ale Hernández



lunes, 17 de octubre de 2016

SCOTIABANK TORONTO WATERFRONT MARATHON mi crónica

SCOTIABANK TORONTO WATERFRONT MARATHON 



Como es mi costumbre, me gusta contar la crónica de mis maratones, y este no podía ser la excepción. Desde inicio fue un maratón un poco accidentado, quedándome sin entrenador una  semana antes de empezar entrenamiento. Pero todo caos también viene acompañado de cosas buenas y así fue. Pues gracias a eso gané a una gran compañera de entrenamientos y sobre todo a una gran amiga, Myrna Pacheco. Quienes la conocemos sabemos lo gran corredora que es, quien mejor que ella. La busque para pedirle consejo y fue así que me recomendó entrenar con el que había sido su entrenador.

Con ellos dos, él como entrenador y ella en el acompañamiento empecé a entrenar en Julio.

¿Pero por qué Toronto? Varias personas me lo preguntaron. 
Toronto es la ciudad de mi primera carrera. 

Hace 7 años, mi esposo quien llevaba corriendo un poco más de dos años había planeado correr su primer medio maratón allá. Me emocioné mucho con la noticia pues a mí me encanta conocer ciudades, pero él me pidió que yo también corriera. ¿Yooo? Le dije, pero si no corro, él contestó, hay una carrera de 5k ¡hazla!. 5 kms se me hacían posibles, dije ¡si!.

Me preparé dos meses antes y así el 18 de octubre del 2009 cruce mi primera META. Cuando cruce ese arco mi primer pensamiento fue "de aquí soy" y desde entonces correr es parte de mi vida. 

Las sensaciones que uno experimenta durante la carrera y al cruzar la meta son maravillosas, sabía desde ese momento que correr ya era parte de mi, parece loco y quizá lo es pero hay que correr para entender. Ese día cuando yo veía salir a los maratonistas y medio maratonistas me emocioné hasta las lágrimas, es maravilloso ver la salida de los corredores. Logras notar su emoción, alegría, entusiasmado por comenzar y aveces hasta un poco de miedo, miedo que no los para y por el contrario lo enfrentan. En ese momento mi pensamiento era, "¿como corren 42kms, como logran soportar tanto?. Yo los veía como una niña mirando a súper héroes. En ese entonces ni siquiera atravesaba mi mente la idea de correr algún día los 42k, pero lo que sí sabía es que Correr ya era parte de mi vida.

Entonces ¿en qué momento decido hacer Toronto? después de cruzar  la meta de mi primer maratón, el powerade Monterrey 2011. Ese día supe que ya no era sólo correr lo que estaría en mi vida, sino también los maratones. Por diferentes circunstancias fue que hasta este año se logró concretar aquella idea desde Monterrey. Regresar a la ciudad que por primera vez corrí una carrera y ser ahora de esos locos corredores que se demuestran a si mismos que con trabajo y entrenamiento se cumplen sueños. 

Después de Monterrey, Chicago, Boston, Houston y Berlín. Por fin regresaría a Toronto, pero ahora por los 42 kilómetros y sus sufridos pero satisfactorios 195 metros.

Todo el entrenamiento me fue excelente, fue un gran año corriendo donde me supere en muchos aspectos. Y es que correr nos regala eso, superarnos y así ganamos confianza no sólo para la carrera sino para la vida misma. Corrí varias carreras este año y la última antes del maratón fue el Chicago half marathon el 25 de septiembre, donde logre mejorar mi marca de 10k y por segundos la de 21k y no solo eso, sino que tuve la dicha de tener podio por categoría, siendo la segunda mujer de mi categoría en cruzar la meta. Eso para mí fue una Bendición y una inyección de energía. Tuve una maravillosa racha de carreras antes del maratón y como en todo sé que eso fue gracias al trabajo, pero sobre todo al amor. Porque si además de trabajo le pones amor las cosas salen mucho mejor.



Chicago Half Marathon


Pero no todo son sonrisas y la vida no es lineal, hay subidas y bajadas, como en las carreras.  Y mi trayecto a Toronto tuvo sus tropiezos. Primero quedarme sin entrenador que fue solucionado, pero la más fuerte fue 8 días antes del maratón, al enfermarme de una salmonela. Vi en gran riesgo mi maratón.Tuvieron que ponerme suero para recuperarme, me sentía tan mal y deshidratada que en ese momento creí no me repondría a tiempo. Le pedí a Dios que me ayudara a recuperarme, le dije que solo me dejara correrlo, pues aunque a mí me gusta superarme, sé que el mayor regalo esta el hecho de correr. Con su ayuda, la de los médicos y mi familia logré recuperarme, seguramente no del todo, pero yo me sentía en pocos días prácticamente recuperada. Así el jueves de la semana del maratón regrese a correr, probablemente las defensas las llevaba bajas y ese mismo día me enferme  de gripa y tos. Pensaba "ay no ¿ahora tos y gripa?" pero en ese momento solté, obvio busque nuevamente al Médico y me recetó medicamento que me ayudó, pero sabía que ya no sólo eran las secuelas de la salmonela, sino correr con gripa. Jamás pondría mi cuerpo en riesgo, pero tampoco me rendiría, quería correr, pero también me quería sana. Entraron nuevamente mis dudas de si correr o no. Mi doctor me dio luz verde para correr, aunque me dijo, "escucha tu cuerpo y no le exijas de más". Así que llegue a Toronto quizá no con las condiciones ideales pero si con las necesarias. 

LA EXPO

Toronto waterfront Marathon es un maratón hermoso, la expo no es muy grande pero tiene todo lo necesario y aquello que amamos los corredores, todas las marcas, aditamentos, tenis y relojes. Un día antes del maratón hice lo que nunca había hecho en ningún maratón: descansar. Soy de las que camina para pasear en las expos, camino todo el día para aprovechar cada minuto en otra ciudad. Esta vez preferí no hacerlo, sentía que entre más descansara más rendiría. Así que después de recoger mi número en la expo y un recorrido muy corto a comer ligero y a descansar.



EL DÍA DEL MARATÓN 

A pesar de lo sucedido decidí ir al ritmo planeado. Mi fé es grande y creí que a pesar de todo se podía dar.

Es un maratón donde van muchos mexicanos, fue emotivo encontrarme en la salida a muchos. 20 minutos antes yo ya estaba en mi corral, era el rojo el primero en salir. 10 minutos antes comienza a llover, mi primer pensamiento a eso fue, claro tenía que ser así, como en mi primer maratón, el de Monterrey 2011 donde también llovió. Para mí no podía ser más perfecto. 
8:45 y se escucha el himno nacional de Canadá e inmediatamente el sonido de salida. A CORRER.

El primer km salí más rápido de lo indicado siempre me pasa, me gana la emoción. Aunque inmediatamente trato de controlarme e ir al ritmo planeado. A partir del km 2 siento que voy al ritmo correcto y continúo. Así sigo 5 kms, durante ese tiempo sentía más agotamiento que en otras ocasiones. Honestamente ni en la salmonela pensé, estaba segura que a partir del km 5 tomaría ritmo sin problema. Pero por el contrario del 5 al 10 sentí que mi paso iba mermando aunque seguía manteniendo un buen ritmo. Después del 10 comencé a entender que estaba exigiendo más de lo que debía. Recordaba aquella platica con Dios donde le pedía que solo me dejara correrlo, de lo que el doctor me había dicho y sobre todo de lo que yo me había prometido: CUIDARME. 

Mis piernas estaban bien y había corrido 10kms a muy buen rimo, pero debía ser consciente que faltaban 32 kms y no sentía la energía acostumbrada. Así transcurren 4 kms más y decido trotar. Recordé la platica del día anterior con mi amigo José Manuel que me decía: "quizá este es un maratón para solo disfrutar". Todos los disfruto, pero este era solo de disfrutar y olvidarme del tiempo. No volví a mirar el reloj y le dije a mi cuerpo vamos a trotar a como se pueda. Para el medio maratón iba agotada. Pero quería terminarlo. Me sentí deshidratada desde el km 5, deshidratación que tenía a consecuencia de la salmonela y que no dio tiempo recuperar, lo supe en ese momento. Así que como siempre tome líquido en todos los abastecimientos, pero ahora sin prisa y caminando para tomarme tiempo para agradecer con una sonrisa y un "¡thanks!" a cada uno de los chicos que me ofrecían los vasos. 

Me dediqué a mirar con atención cada uno de los lugares por los que pasaban, leía todos los carteles, veía a cada uno de los niños con los que me topé, chocaba sus manos y más que nunca agradecía cada una de las porras que escuchaba. MÉXICO, MÉXICO, lo escuchaba a cada rato. 

La ciudad de Toronto es hermosa, pero una buena parte del maratón es por carretera, me habían dicho que era un maratón  de poca porra, pero vi más de la que esperaba. 

A parte del kilómetro 24 es un maratón en solitario hasta el 32. Éramos prácticamente solo los maratonistas y los voluntarios. Fue un momento de mucho agradecimiento a mi cuerpo, a Dios por permitirme correr, a mis amigos por estar conmigo. Pensaba, "me están siguiendo y espero no se preocupen al ver que voy a ritmo mucho más bajo de lo acostumbrado, yo lo estoy disfrutando muchísimo".

Cuando corro maratón pienso en tantas cosas, personas, momentos. Me acorde de mi entrenador quien me habló un día antes y entre tantas cosas me dijo: "inténtalo, pero quiero que sepas que independientemente del resultado tú ya ganaste. Porque te entregaste en cada entrenamiento..." Pensé en mis hijos, como siempre vi sus caritas en muchos momentos. En Mario mi esposo, que también corría. Agradecí por mi trabajo y el de mi esposo que nos permitían estar ahí. Me sentí tan bendecida y agradecida. Agradecí a Dios por darme un corazón que disfruta mucho correr. 

Y cómo no estar agradecida si mis pies pisaban lugares que jamás habían pisado y mis ojos miraban paisaje que no habían mirado. Pues aunque conocía ya la ciudad, no la conocía del todo. Nada como conocer una ciudad durante 42 kms. 

Miraba a los corredores que pasaban junto a mi, los que venían atrás y venían del otro extremo, les sonreía y me regresaban la sonrisa. Muchos de ellos inclusive me gritaban MÉXICO.

Del kilómetro 32 al 35 pasamos por una colonia a las afueras de la ciudad. Una colonia de mucha porra, muchos niños, miraba a todos y agradecía sus porras. La gente en esa colonia sale a apoyar y ponen sus propios puestos de abastecimiento, ofrecen plátanos, naranjas, agua, dulces e inclusive hay quienes salen con bocinas para amenizar con música.


En el km 36 comienzo a ver a lo lejos que ya casi entramos a las ciudad. Se ve la ciudad de Toronto, con sus altos edificios y su majestuosa Torre CN. Ver esa postal me hizo emocionar. Qué privilegio estar ahí, cansada y algo agotada pero feliz. En ese momento saqué mi celular y quise grabar un video para agradecer a toda la gente que me acompañó aunque no lo supo. Me acompañaron  tantos en mente y corazón. 



A partir del kilómetro 36 vi a muchos corredores acalambrados, no sé si en este maratón había más, o quizá en los otros no lo había notado, pero eran muchos. Y aunque no se siente bien ver a alguien sufriendo por un calambre, si es hermoso observar cómo los corredores nos ayudamos unos a los otros, pues en cada uno de los que vi siempre había otro corredor para auxiliarlo. 

El esfuerzo que uno nota en los últimos kilómetros es grandioso. Y así es la vida, aparentemente cuando ya no puedes, es cuando menos te rindes.

¡Viví el maratón desde otra perspectiva y eso fue hermoso! 

A partir del kilómetro 40 hay una porra impresionante, música, animadores, mucha gente que aplaude y apoya. A partir de ahí es una valla de gente aplaudiendo hasta el final, eso impulsa y más esos dos últimos kilómetros. Son gritos y gritos de aliento hasta llegar a la meta. Y se agradece más porque los dos últimos kilómetros son de subida. 

Casi llegando, había un letrero que decía: "300 meters you can". Ahí me emocioné mucho y me dije, "SI,  YO PUEDO y YO PUDE" a esa altura también vi a un corredor que ya no podía correr a consecuencia de un calambre y caminaba con mucho esfuerzo ayudado  de dos amigos que lo sostenían de los brazos para llegar y cruzar la Meta, amigos que llevaban un número de maratón también,  y lejos de pensar en un tiempo, acompañaban  a su amigo para cruzas. Mirar ese tipo de cosas hacen agradecer corre un maratón. 

Fue un maratón que lo viví diferente  y aproveche cada instante en él.  Di mi mayor esfuerzo porque mi energía no daba para más, pero mis piernas jamás sufrieron y ese equilibrio me hicieron disfrutar.

Cuando cruce la meta vi hasta ese momento el reloj 3:52, un tiempo del cual estoy orgullosa como los anteriores. Pues al igual que en los otros hubo esfuerzo y preparación. Me prepare 4 mese para un maratón y lo corrí. 

En ninguno de los anteriores 5 maratones había terminado con tanta hambre, devoré todo lo que me dieron en la zona de recuperación y no me fue suficiente.

Gane tantas cosas en el camino. 
Gane  una amiga y excelente compañera de entrenamiento.  
Gane mi mejor marca en 10k y 21k tres semanas antes del maratón. 
Gane el apoyo incondicional de mis amigos y nuevos amigos.  

Y Gane la hermosa medalla de mi 6o maratón. 




Siempre he sabido que el maratón es impredecible, y por segunda vez lo comprobé. Pero así como en Boston 2013, aquel maratón que por lesión no corrí, sé que no me rindo y que las cosas a veces no salen como uno planea, así como en la vida. Pero eso lejos de frustrarnos nos impulsa, porque nos hace no desistir hasta lograrlo.  Ya pienso en el 7o.

Me preparé para un maratón y corrí mi maratón.


Cruce la meta y llore como en todos. Agradeciendo más que nunca a Dios, a mis piernas y a la vida el permitirme Cruzar.
Mi 6o maratón lo defino como un maratón de mucho aprendizaje, mucho crecimiento y sobre todo de mucho agradecimiento.


¡Encuentra tu pasión y vívela intensamente!


GRACIAS A TI QUE ME LEES Y A TODOS AQUELLOS QUE ME ACOMPAÑARON EN ESTE CAMINO.




ALE HERNANDEZ 


sábado, 16 de abril de 2016

Mi maratón más difícil

Hace poco me preguntaron, ¿cuál ha sido tú maratón más difícil?, respondí Boston 2013. 

Aquel maratón que por la lesión NO corrí. 

Para mí el Maratón más difícil es aquel que por alguna circunstancia no se puede correr.

Cuando corremos maratón nos implica meses de entrenamiento, nos ilusionamos al esperar la fecha, nos entregamos en esos kilómetros que vamos sumando para llegar al día. Así que no correrlo por la circunstancia que sea, implica una desilusión y una tristeza. 

Boston 2013 es especial para mí, es mi maratón aunque no lo corrí.


Es un maratón que me hizo llorar, y es que así son los amores a veces hacen sufrir.

Quienes hemos corrido maratón sabemos que correrlo implica un gran esfuerzo, no solo en los entrenamientos, sino el dia del maratón. Pasamos por momentos difíciles durante los 42 kilómetros y 195 metros; sin embargo es más difícil NO CORRERLO, QUE CORRERLO

Boston 2013 es un maratón que me dejo grandes lecciones y aunque no lo corrí es mío, porque  lo viví.

Y puedo decir que aunque no lo corrí, si estuve ahí a través de amigos que lo corrieron y fueron empaticos conmigo. Y tuvieron el enorme detalle de dedicarme algunos de sus kilómetros.




El maratón que no corrí me enseño mucho. Me enseño que de cualquier tristeza me levanto.

Me enseño que la palabra NO PUEDO es momentánea. Porque ¡Siempre se puede!.

Me enseño que la fortaleza del corazón es más grande que la física.

Me enseño que persistir es la clave para cualquier ÉXITO.

Me enseño que un sueño vive en el corazón y no se sale hasta que se cumple.

Me enseño que se aman a las personas, pero también se pueden amar ¡las pasiones! 

Me enseño que el miedo y el amor es lo que más mueve a una persona y debemos fijarnos en que sea el amor lo que nos mueva.

Me enseño que soy más fuerte de lo que pensé, más persistente de lo que soñé y más terca de lo que imagine. 

Me enseñó a que si amas algo, tienes que trabajar y buscar los medios para conseguirlo. Porque la vida está hecha de caídas, pero nos define nuestras ganas de levantarnos y poder decir, me costó pero lo conseguí. 

Me enseño con ese atentado Boston 2013 que hay personas malas, pero que hay muchas más personas buenas, dispuestas a ayudar, a ser fuertes, a sonreír a pesar de las adversidades.

Me enseño que cuando la vida te dice "por ahora no" es porque quiere que aprendas un poco más en el camino.

Me enseño que un sueño se cumple y ya que lo cumples vas por uno más.

El sueño de correr Boston se cumplió en 2014, pero 2013 "el maratón que no corrí"   sin duda ocupa un lugar especial.

Ale Hernández



Amo Correr




lunes, 28 de marzo de 2016

Correr es muy sencillo



Correr es muy sencillo, para correr solo necesitas un par de tenis, ropa cómoda y salir a correr.

Conforme te vas adentrado en el mundo del Running te das cuenta que hay infinidad de aditamentos, aplicaciones, ropa, tenis según tu pisada, relojes y así un sin número de cosas que pueden ayudarte a correr mejor. Encontrarás que hay muchos equipos, entrenadores, páginas informativas, libros, videos y un sin número de medios que  te dirán cómo correr y "mejorar". Y entonces quizá pienses que corre "no es tan fácil". Error, correr es sencillo si te enfocas en lo importante. En la esencia básica.

Esa escénica básica con la que iniciaste; con la sencillez, con la alegría, las sonrisas, con el entusiasmo, con el "miedo" de averiguar si podrás con un kilómetro más, con esos pequeños detalles que te hacen entusiasmar...

 ¡Correr es muy sencillo!.

Correr son sonrisas, son logros personales y metas superadas. 

Correr es tan sencillo como sonreír.
Correr es tan sencillo como saludar a la persona que pasa a tu lado.
Correr es tan sencillo como mirar un hermoso paisaje.
Correr es tan sencillo como ver un amanecer.
Correr es tan sencillo como sentir el aire en nuestra cara.
Correr es tan sencillo como oír el sonido de los árboles.
Correr es tan sencillo como sentir esa gota de sudor que cae de nuestro rostro.
Correr es tan sencillo, como sentir hacia dentro el latido de nuestro corazón. 
Correr es tan sencillo como sentir todas esas sensaciones que experimentamos al correr.

¡CORRER ES DISFRUTAR!

Corramos con la sencillez que nos regala correr, porque caminar es una Bendición, pero si además corres, ya es un regalo adicional.

Ale Hernández


miércoles, 18 de noviembre de 2015

MI CRÓNICA MARATÓN DE BERLIN 2015 "SOY CORREDORA"

MI CRÓNICA MARATÓN DE BERLIN 2015

Gracias a www.SoyCorredora.com y Sonia Chavez por invitarme a escribir mi crónica dentro de Soy Corredora

Abajo el enlace y el escrito:

http://soycorredora.com/el-mejor-maraton-de-mi-vida/




Cuando corrí Boston 2014 pensé había corrido el mejor maratón de mi vida, no solo por ser Boston, sino por lo que representó para mi.
Antes de Boston pasé por una lesión que me sacó un año de correr, un año de frustración, de tristeza, de coraje por no hacer lo que me gustaba. Puse empeño, trabajo y dedicación para poder regresar. Y lo hice, regresé en febrero 2014 y para abril ya estaba corriendo uno de mis sueños: el Maratón de Boston.
Un maratón que me enseñó perseverancia, insistencia y paciencia. Mucho aprendí durante ese año, me demostré que las palabras “no puedes” es momentánea, porque siempre se puede y que la fortaleza del corazón es más grande que la física. Cuando crucé esa META de forma tan satisfactoria, pensé que era difícil que otro maratón pudiera superar la sensación ocurrida el 21 de abril 2014. Pero sorpresas te da la vida y a mi me dio una nuevamente el 27 de septiembre 2015 cuando corrí el maratón de Berlín.
El maratón arrancó a las 9 am. Yo estaba formada desde las 8:30 en mi corral, el “D”. Estaba con mi esposo Mario Pimentel y Aída, una amiga de mi equipo, los SIMONI RUNNERS, de Puebla. Fue tan emocionante ese momento, los minutos pasaron entre lentos y rápidos pues la ansiedad era grande por querer que arranque el maratón, pero a la vez es un tiempo que no se siente.
A las 8:50 am empezaron a mencionar a los corredores elite, los nombraron uno a uno junto a sus mejores marcas. Es tan emocionante escuchar eso, es un privilegio correr al mismo tiempo que ellos, corredores que admiro. Mi reloj marcó las 9am y justo en ese momento, comienzó la cuenta regresiva. Del 10 al 0 se escuchó el conteo: “three, two, one” y luego el disparo de salida.
Comenzó la fiesta del maratón y todos a correr. Qué emocionante fue pasar por su monumento “La columna de la Victoria”, el famoso ángel, me sentí bendecida desde el primer momento. Recuerdo querer llorar y contenerme un poco para poder seguir corriendo. Corrí a un mejor ritmo de lo que esperaba, el nivel del mar me ayudó y por supuesto, los entrenamientos.
Mi entrenador Cesar Simoni puso mucho empeño en entrenarme, debo agradecerle eso. Corría y me sentía feliz. Llegué al km 5 y lo crucé en 22:50. Sentí que debía bajar el ritmo para poder manejar mejor mi carrera. Me lo propuse pero no lo hice. Con la adrenalina yo seguí corriendo igual, disfrutando, agradeciendo cada kilómetro que recorría. Sentí que al hacer el Maratón de Berlín, Dios me decía: “¡estás viva! y estás haciendo lo que te gusta en un maratón bellísimo”. Cada uno de los que íbamos en esos 42k llevábamos nuestro propio esfuerzo, nuestra propia historia, nuestras propias alegrías, tristezas y enseñanzas y nos estábamos superando a nosotros mismos enfrentando al hermoso maratón.
Corrí 30 kilómetros manteniendo el ritmo, bajándole si acaso unos segundos. Crucé los 30 k en 2 horas, 19 minutos y 15 segundos. Igual que mi chequeo de 30 kms en D.F pero a diferencia del chequeo, ahora sintía que podía seguir. Estaba fuerte, pero nuevamente el maratón me enseñó que como en la vida todo puede pasar y que cuando pasa lo tienes que enfrentar. Me sentía cansada, era lógico había recorrido 30 kms pero estaba bien. Fue hasta el km 35 donde tuve que enfrentar no solo el cansancio sino los calambres. En mi anterior maratón, en Houston, me dieron calambres en el km 34, los cuales me hicieron caminar. Con un estudio realizado por mi nutriólogo descubrimos que suelo deshidratarme 4 veces más del promedio al correr, deshidratación que se desata en calambres. Para este maratón mi entrenador y mi nutriólogo trabajamos diferente. Me hidraté más durante el entrenamiento y el maratón, pero a pesar de ello los calambres llegaron. Aunque esta vez lo manejé de manera distinta, no dejé que me dieran en su totalidad. Al percibir que llegaban bajaba el ritmo, con eso evitaba una contractura el músculo. Recuerdo haber bajado ritmo y pedirle a Dios que no me dieran y a su vez agradecí seguir corriendo. No sé si fue mental, pero había decidido que a diferencia del anterior maratón, en esta ocasión no me harían caminar. Esos últimos kilómetros sonreía, pedía a Dios me permitiera terminar, pensaba en mis hijos, platicaba con ellos en mi mente y corazón, me agarré de ellos una vez más. Pensé en mis padres a quienes amo y sentí que debía aprovecharlos más. Pensé en mi esposo, quien corría también en ese momento. En mi entrenador a quien le debo mi regreso a correr, pues aunque yo he puesto mucha actitud y empeño, el puso su conocimiento para ayudarme no solo a regresar, sino a mejorar cuando yo pensé que ya no se podía. Me acordé de toda la gente que quiero. Pensé mucho en MI, en que soy bendecida por estar tan lejos haciendo algo que amo: correr, bendecida por conocer lugares hermosos, por estar viva, por disfrutar y sonreír en cada zancada, bendecida por poder correr.
Había ratos que platicaba con mis calambres y les pedía dejarme llegar. Y así pasaron 7 kms sin dame cuenta, sufriendo y gozando. Pidiendo llegar y a la vez queriendo que no se terminara. La vida es así, a veces la sufres pero la disfrutas, porque se vive. Durante la ruta lloré muchas veces pero me controlaba, sin embargo, al ver la puerta de Brandenburgo no pude más y se soltaron las lágrimas, bajé mucho el ritmo pues cuando lloramos nos sofocamos, no podemos respirar bien y por lo tanto, tampoco correr, nuevamente me controlé y seguí corriendo. Crucé esa puerta y agradecí a Dios estar en tan bello lugar, agradecí a mis hijos acompañarme cada kilómetro, agradecí a la vida tan hermoso momento.
Después de la puerta faltan 195 metros antes de llegar a la meta, ahí escuché el ¡VENGA ALE, YA LLEGASTE!, era la novia de un amigo que también corría, qué hermoso se siente escuchar una voz amiga alentándote en un lugar tan lejano. Sonreí y corrí. Disfruté mis hermosos 195 metros de gloria. Crucé la meta y lloré como niña, lloré como nunca había llorado en ningún otro maratón. Lloré y agradecí a Dios vivir tan hermosa experiencia. Lloré y me sentí bendecida, lloré y sentí era el MEJOR MARATÓN DE MI VIDA hasta ahora.
Y eso es lo hermoso que te regala correr, pues cuando sientes que has logrado lo que querías, correr te da la oportunidad de demostrarte que los sueños no se acaban, que las metas son solo un paso para proponerte otra más, así como en la vida, sonríes, sufres, sientes que ya no puedes, pero NO paras porque tu meta está fija y tienes que llegar. No quiero sonar egocéntrica y decir que Berlín es el mejor maratón del mundo, todos los son, simplemente que hay maratones especiales y para mí este lo fue. Tiene que ver con momentos, con enseñanzas y éste a mi me enseñó que la vida te sorprende. Es probable que corra otro maratón y se convierta quizá en un futuro en el mejor maratón de mi vida y si sucede eso será maravilloso, porque así debe de ser, lo mejor debe estar por venir.
Con un tiempo de 3:23.40 logré mi PR en mi mejor maratón hasta el día de hoy. Logré mi PR, pero NO mi mejor marca, porque esa está por venir. ¿Cómo lo sé? Porque ahí lo aprendí. Gracias BERLÍN, te conocí de la mejor manera que se puede conocer una ciudad, con el corazón y un par de tenis puestos.
ALE HERNÁNDEZ